Al terminar mi carrera profesional en ingeniería industrial decidí irme a los Estados Unidos a estudiar inglés, ya que es sumamente necesario para ejercer mi profesión con mayor calidad y porque se ha vuelto un requisito indispensable en nuestro estado puesto que la mayor fuente de empleo es la industria maquiladora.
Al regresar, mis hermanos uno docente del nivel medio superior y mi hermana maestra de la educación básica me invitaban a iniciar en el sistema educativo pero me resistí, quería probar en mi profesión, y así fue durante 8 años, trabajé en la industria maquiladora como: supervisor de producción, supervisor de calidad, supervisor de ingeniería, ingeniero de calidad y coordinador de ISO9000.
Mi aventura de ser maestro inicio en el año 2003, había terminado de prestar mis servicios en la industria maquiladora ya que como todos sabemos es un trabajo con tantos cambios, que las empresas vienen y van.
Como al principio solo tenía 16 horas por semana frente a grupo me sentía un tanto desesperado ya que estaba acostumbrado a trabajar hasta 16 horas por día, bajo tensión , estrés y en ocasiones durante toda la noche.
La verdad al principio tenía miedo, que demostraba una seguridad infinita frente a los alumnos con tal de que guardaran buen comportamiento, trataba de ser serio sin rayar en lo inflexible, me di cuenta la facilidad que tenia y la verdad es que hay competencias innatas y pues yo empecé a explotar la mía; lo cual me llevó a otra cosa que me apasiona, fui adquiriendo mucha confianza y fui experimentando diferentes estrategias a la hora de enseñar.
Cuando uno va a trabajar a una escuela hay que entender este lugar como el lugar al que van a aprender, no sólo los alumnos sino también nosotros, de las actividades y de los propios alumnos; la verdad es sumamente gratificante cuando en una clase los chicos están interesados en lo que estás diciendo y empiezan a preguntar y preguntar y tu resuelves su dudas…todas sus dudas; vaya que eso si te llena de alegría, saber que eres la persona que los puedes ayudar a aprender y a que tengan motivación por seguir investigando más de lo que tu llevas a clase.
Afortunadamente el grupo del que fui asesor en ese tiempo, (hoy llamado tutor) era un grupo emprendedor, con muchas ganas de estudiar y trabajar en equipo, con varios alumnos lideres que me apoyaron a que mi función como asesor fuera gratificante, de las actividades que recuerdo fue el carro alegórico del 20 de noviembre, nos propusimos hacer el destierro de Porfirio Díaz, para lo cual tuvimos que elaborar un barco enorme, el carro fue un éxito jamás se había elaborado uno así para el desfile, esto nos dio pausa para integrarnos mejor y siguieron un sin fin de actividades con el propósito de realizar un viaje de fin de cursos, finalmente al terminar sus estudios nos fuimos a la playa de Mazatlán, Sinaloa a disfrutar de unos maravillosos días, pero también fue la despedida de éste excelente grupo de jóvenes.
Aprendí de ellos que un buen profesor no es el clásico, rígido, serio, y autoritario, sino todo lo contrario, son jóvenes y por tanto debes tratarlos como tal, hay que entender el proceso de la adolescencia por el que están pasando, escuchar sus inquietudes, apoyarlos en sus proyectos y aclarar todas sus dudas, tu eres además de sus padres un escalón en su proceso de formación.
Entendí la profesión de los maestros, que en la actualidad está un tanto deteriorada pero al entrar al sistema comprendí que muchos somos maestros comprometidos, entregados a nuestra profesión, interesados en nuestros alumnos y con deseos siempre de estar actualizados, otros no tanto pero esto es igual en cualquier profesión.
En la docencia descubrí mi vocación por enseñar y he podido satisfacer mi eterna necesidad de aprender, siempre, algo nuevo.
“La educación cuesta, pero cuesta más la ignorancia”.

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